diumenge, 16 de novembre del 2008

3) XVII-XVIII - zurbarán, murillo, carnicero. actualidad en el prado


defensa de cádiz contra los ingleses (1634)
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Representa a don Fernando Girón, gobernador de Cádiz, dando instrucciones a sus subordinados para organizar la defensa de la ciudad, amenazada por la escuadra inglesa que aparece al fondo. Ese suceso, que tuvo lugar en 1625, fue una de las acciones bélicas elegidas para decorar el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro en Madrid, junto con otras encomendadas a pintores españoles como Velázquez, Maíno, Vicente Carducho o Pereda. Es una obra importante y singular dentro de la carrera de Zurbarán, no sólo porque fue un encargo de la corte, sino también porque se trata de una de las escasas ocasiones en las que se acercó a un tema de la “historia civil”. El artista muestra algunas de las virtudes que le convierten en un punto de referencia de la historia de la pintura española de su tiempo, como su precisión retratística o su capacidad para reproducir de manera exacta y detallada una gran variedad de texturas.
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los niños de la concha (1670)
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El Niño Jesús da de beber con una concha a su primo Juan, identificado por la Cruz y el Cordero. En el cielo, en un rompimiento de Gloria, unos ángeles niños presencian la escena, sacralizando el hecho. En la filacteria la frase “Ecce Agnus Dei”, palabras de San Juan Bautista que aluden a la condición de Cristo como Cordero de Dios. Murillo juega con el encanto de los temas infantiles tan habituales en él, pero al tiempo, introduce una prefiguración del Bautismo de Cristo por parte de Juan a orillas del río Jordán. La composición procede de una estampa del pintor boloñés Guido Reni, a su vez inspirada en Annibale Carracci. Ingresó en las Colecciones Reales a través de la reina Isabel Farnesio, gran coleccionista de la obra de Murillo.
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ascensión de un globo montgolfier en aranjuez (1784)

Carnicero, pintor secundario en el panorama artístico de la España de su tiempo, se convierte aquí en cronista de un hecho singular e histórico: la ascensión, que al parecer terminó de forma accidentada, de un globo Montgolfier por el francés Bouclé el 5 de junio de 1784 en los jardines de Aranjuez, en presencia de la familia Real, de la corte y del pueblo, vestido con los trajes característicos de majos y majas. La obra fue encargo de los duques de Osuna, de donde procede el lienzo. Otros autores relacionan el suceso con la ascensión de otro globo de estas características, por el marqués d'Arle y Pilastre de Rozier, el 23 de noviembre de 1783 en El Escorial.